Otro día en la oficina para Juan, en el día de los Díaz

Por Jaime Estrada

Como estaba pronosticado el sábado 13 de octubre, El Torito fue demasiado en un ensogado de Chicago, para el Kidd que hizo la cosa mas acertada en no proseguir  porque le estaban dando candela hasta para llevarse de regreso a California. La pelea fue de unificación de coronas ligeras con la FIB en cintura de Julio y las de OMB/AMB en puños de Juan quien sin duda es el más elogiado por su manera de involucrar a sus oponentes en una guerra interna sin medir consecuencias. Como lo hemos dicho su alias de Torito le queda como mandado hacer a la medida.

Antes de entrar en reseña del pleito quiero recordarles que Juan llego a lo profesional junto los Olímpicos del 2000, sólo que por tener 16 años le pusieron peros a su participación en Australia.

Juan firmó con Main Events y cuando se le venció el contrato, todo parecía que las negociaciones con Golden Boy iban de viento en proa, pero no contaban con la astucia de Don King que quien sabe que le habrá prometido para que Juan cambiara de aires, esta vez si que le ganaron con el mandado a Oscar de la Hoya, quien como todo genio de los negocios montó un evento donde Marco Antonio Barrera se iba a enfrentar a Juan Díaz y que bueno que la pelea se desanimo, sino quien sabe como le hubiera ido a Marco y no porque no sepa de su talento, sino porque este Torito esta que aguas todos y anuncio después de la pelea: “Me siento como King Kong” .

Y creo que no se refería a su promotor quien estaba feliz del desenlace y a lo mejor hizo la pelea en Chicago para ir por la cuarta corona, la CMB en poder de otro Díaz, David quien vive en la Ciudad de Los Vientos y que prácticamente cuando le gano a Morales le regalaron el título que en realidad le pertenecía a Casamayor.

En las hostilidades Julio empezó a pegar con retirada pero su paso se volvió inseguro ante el acoso de Juan quien con lanzaba el grito paralelo con el aterrizaje de sus guantes.

Juan sin miedo intercambiaba balas de todo calibre en una tregua sin semáforo y la señora Olivia, madre de Juan, lloraba tapándose los ojos, entre emocionada y preocupada porque le fueran a lastimar a su retoño, pero la victima sin duda era Julio que si estaba en la refriega pero al modo de pelea era cuestión de tiempo para que lo salvaran de tanto abuso, que ni cambiando de guardia zurda se pudo quitar de encima las guantadotas a quemarropa de Juan quien dice que su trabajo de planta es la escuela donde ya esta por graduarse de arquitecto y su pasatiempo favorito es el boxeo.

Juan ya con su rival en amores ligeros involucrado en su telaraña angosta ponía en efecto pocos jabs, pero muchos opers, ganchos y directos, porque les aviso a todos los que rondan en esta misma categoría que pelearle al torito al toma y daca tiene consecuencias no muy saludables porque chaca chaca y machaca la buchaca. En el octavo Julio por lo contrario ya quería usar la cabeza a la malagueña en signo de desesperación de no poder parar las guantadas que ya sentía hasta el alma y Juan todavía obstinado en marchitar el espíritu  de Julio que todavía a estas estancias trataba de imponer una danza india alrededor del la tarima brava pero el torito era el encargado del tono del baile del oso con énfasis demoledor

Julio salio al noveno pero al parecer su esquina aventó la toalla en misericordia y nadie se lo tomo a mal porque ya no sentía lo duro sino lo tupido.

Juan lanzo una vez más el reto que le esta quitando el sueño al llamado verdugo de los mexicanos.

“Sin faltarle al respeto a otros contrincantes, Pacquiao le gano a una leyenda y le quiero recordar que un guerrero mexicano joven lo esta esperando”.